Indios


Los indios, que no hindúes (palabra que hace referencia a la religión), son un tanto especiales desde nuestra óptica “occidental”. Por poner un ejemplo, en Delhi hace apenas dos años que tienen metro. Cuando se abren las puertas, la gente entra en masa, empujando, “tonto el último”. Al principio cuesta aceptarlo porque tiendes a pensar que es una falta de respeto, pero aprendes a ser uno de ellos y pronto alcanzas un asiento para no morir aplastada entre la multitud. La expresión “hacer una fila india” se debe referir a los indios de la pluma porque aquí te amontonas y, caiga quien caiga, te abres paso a codazos.

La vida se mide por días, incluso por horas. Por seguir con el mismo ejemplo, en el metro puedes pagar un billete individual o comprar una tarjeta recargable tipo la oyster card de Londres (con la que el viaje te sale un 10% más barato y evitas largas colas). Bueno, pues ya ves cada día, sea la hora que sea, a una multitud frente al taquillero para comprar el ticket individual. Las inversiones aquí son a corto plazo. Otro ejemplo: En el barrio ya me conocen cuando voy a comprar fruta y verduras, en el ciber café o en la fotocopiadora. Sin embargo, a la mínima ocasión, me dicen que les he dado menos dinero cuando pago, como si no supiera contar rupias, o suben el precio sin ninguna razón, como si esto fuera el Ibex 35. No puedes bajar la guardia ni un momento porque no existe el concepto de clientela fija para el futuro. También, es verdad, están los angelitos de la guardia. Aquellas personas que te ayudan sin esperar nada a cambio. Me refiero, por ejemplo, al sij que regenta un locutorio destartalado enfrente de mi casa. Un día me fió dinero para pagar a un rickshaw y compartió su manzana conmigo, sin conocerme de nada.

Los indios hacen muchas preguntas, podrían ser todos periodistas. Llegan a ser indiscretos cuando cuestionan si estás casada o cuánto cobras. Da igual si sólo conversas cinco minutos porque encima son fórmulas de cortesía, como allí el “vaya tiempo hace” del ascensor. A cambio, puedes preguntarles también lo que quieras, con lo que dan mucha libertad para preguntar sobre religión y temas considerados tabú para nosotros. Me encanta, me lo paso bomba interrogando a mis alumnos.

Por otro lado, la expresión corporal es de lo más curioso y divertido. Suelen mover la cabeza a los lados, desconcertando al personal, en un gesto muy característico y propio. Yo diría que significa “sí”, aunque nunca puedes estar del todo seguro y da pie a numerosos malentendidos entre los nativos y los que somos de fuera. Las palabras que utilizan también tienden a ser ambiguas. Decir que “no” es de mala educación, por eso todo es “possible” en India, incluso aunque no te entiendan (la mayoría de la gente de mi barrio no habla inglés). Sólo cuando regateas muy a la baja es “no possible, my friend”.

Las generalizaciones, como las comparaciones, son odiosas pero ayudan a desenvolverte y a abrirte paso en esta jungla donde no importa el mañana. Hay cosas que no quedan nunca claras. Todo fluye y cambia, a diario. Por eso es imposible aburrirte. Cada día pasan cosas que, además, cuesta entenderlas. A veces parece que lo hagan a propósito para desmoralizarte, como si fuera un complot o una cámara oculta. Es el reto indio. ¿Aceptas?

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Hola guapa! Con la ayuda de Marius me he hecho una cuenta gmail solo para poder postearte...para que veas!! qué moderna!! mañana me voy a creamfields! con los bakalas a currar!! ya te contaré!! Besos, muchos!!
(^o^) ha dicho que…
Hermana! Pues nada! Tú CARPE DIEM como los hindúes y los indios (con o si plumas!).

El SIJ que mencionas es uno de los indios que llevan turbante de los normales o tipo "Pitufo". Yo creo que es de éstos últimos, no?

Me pasó una cosa en Londres.
Un compi de clase (de esos con turbantes tipo Pitufo) me saludó
y me dió la mano:
"Hi! My name is Meehrar. I'm SIJ".

Yo entendí

"Hi! My name is Meehrar. I'm SICK".

Y claro, yo entendí que estaba enfermo (sick) y cuando se fué pues me fui corriendo a lavarme las manos pensando que había pillao algo!
jajaja

Si es que... es lo que tiene viajar. Que no dejas de aprender cosas.

Un abrazo desde Alicante.

El hermano que te lee!

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