En el nacimiento del Ganges


Este finde también ha habido escapada. Me he remontado al nacimiento del río más sagrado del mundo, a unos 250 km al norte de Delhi. Desde el pueblo de Rishikesh, concretamente en la zona de Lakshman Jhula, he podido ver el Ganges con toda su furia tras intentas lluvias monzónicas. La localidad estaba tomada por peregrinos, sobre todo los que van vestidos de naranja (o naranjitos, como los llamamos en plan broma). Allí hicieron un ritual precioso que acabó con la típica imagen de velas entre flores flotantes descendiendo por el río. En algunas piedras a la orilla de éste podía leerse un amenazante “no bikini”, recordando que estamos en una zona sagrada (sin embargo, ¿qué hay de quedarse desnudos?). Allí también tuve la oportunidad de casarme con el vengativo dios Shiva: puntito rojo entre las cejas y demás rituales.

A pesar de que Rishikesh y sus alrededores forman un paraje espectacular (incluido el parque nacional de Rajaji, con elefantes salvajes), lo que más me gustó fue su gente. A diferencia de la urbana, la población rural se muestra mucho más sonriente y curiosa por ti, pero sin cansar. En la estación de tren, de camino a la capital, muchos transeúntes pasaban despacio por delante, mirando de reojo y con timidez. Pero si les regalabas una sonrisa, te la devolvían dando media vuelta para hablarte. Traductores espontáneos (incomprensible hindi - precario English y vicerversa) se unían al corro y ya tenías a media estación rodeándote, haciéndote preguntas y tocándote la cabeza, ofreciéndote tabaco o té. Increíble. Nunca me había sentido así. Volví con una sensación de alivio que, como siempre, se me quitó cuando gasté media hora en regatear el rickshaw para llegar a casa que, de nuevo, estaba inundada (esto ya empieza a ser una tradición).

Del nacimiento del Ganges me llevo blancas sonrisas y sana curiosidad hacia mí y mi mundo, tan incomprensible y lejano para ellos como para mí el suyo. Bueno, también me llevo algo material: un libro, The God of the Small Things, de Arundathi Roy. Ya sé que es muy típico, pero se me antoja ideal aquí tras acabar el de Viajes con Heródoto, el último libro del gran Kapucinski. Muy recomendable. La ciudad, de vuelta, está llena de cometas que celebrarán mañana el día de la independencia (15 de agosto, cuando llega la Pérez!).

Comentarios

(^o^) ha dicho que…
Como siempre, delicioso relato hermana!
Mañana me voy pa Estambul, ya te contaré...

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