El mundo al revés

Pensaba que, si mi cumpleaños coincidía en Australia (donde todo está al revés), mi edad avanzaría a la inversa, es decir, que me haría más joven y en vez de cumplir 26, de repente tendría 24. Y así ha sido.

Un día antes del 28 de mayo…
Recogí en la recepción de mi oficina una carta dirigida a mi persona (ehem). Remitente: la señora X (la mantendré en el anonimato), miembro del casal, con la que sólo he tenido el gusto de discutir en inglés. “Peligro”, me dije a mi misma (bueno, “danger”…)

Pero no: era una postal con forma de pastel y unas letras doradas que decían Happy Birthday. Lo mejor estaba dentro: 2 entradas (gift voucher) para ir al mejor cine de la ciudad! No lo podía creer, pensé que la ironía de estos australianos iba demasiado lejos… Sin embargo, esa misma noche, a mis 12.01 am, no recibí ninguna felicitación.

A la mañana siguiente…
Entonces sí: a mis 8 am, mensajes y mensajes al móvil from Barcelouna. Durante el día, mails, posts y más mensajes a medida que la gente entraba en la oficina. “Gracias”, pensé, “me hacéis sentir como en casa…”

Por la noche…
Cena organizada por Cath en el restaurante Tiamo, en la italiana Lygon Street (Carlton). Regalos originales, visitas inesperadas, fiesta no planeada. Thank you girls! Habéis conseguido que olvide lo lejos que estoy!!! Por eso cuando volví a casa paré en una cabina a llamar…

Un día después…
No puedo más que agradecer tooodas las felicitaciones en tooodas sus formas y colores que recibí durante más de 24 horas (este cumpleaños ha durado más de lo normal juntándose dos horarios opuestos).

1, 2, 3, el mundo al revés.